La firma china Lynk & Co, respaldada por el Grupo Geely, marca su llegada a México con una propuesta que equilibra diseño, potencia y tecnología. Sus dos modelos insignia, el 08 y el 09, prometen transformar el segmento premium con un enfoque de innovación accesible, acompañados de una garantía de cinco años o 120 mil kilómetros.

El Lynk & Co 08 destaca por su estilo “Next Day Design” y su tren motriz híbrido enchufable que ofrece 346 caballos de fuerza y hasta 1,400 kilómetros de autonomía total. Su interior, con tapicería en piel Nappa, asientos con masaje y audio Harman Kardon, confirma una experiencia de conducción de lujo conectada mediante red 5G y reconocimiento facial.

Por su parte, el Lynk & Co 09, basado en la plataforma del Volvo XC90, combina elegancia y confort familiar con siete plazas, tracción integral y más de veinte asistencias ADAS, consolidando el nuevo estándar del lujo tecnológico chino.

El gobierno chino reaccionó con firmeza a la propuesta de México de imponer un arancel de hasta 50% a los automóviles ligeros importados desde ese país. Pekín calificó la medida como un acto de “coerción” y advirtió que afecta directamente sus intereses legítimos en el comercio internacional.

La Secretaría de Economía mexicana presentó la iniciativa al Congreso, argumentando la necesidad de proteger sectores estratégicos y atender presiones comerciales de Estados Unidos. Actualmente, los aranceles a los autos chinos oscilan entre 15% y 20%, por lo que el incremento supondría un golpe considerable al sector automotriz de ese país.

Con México consolidado como principal proveedor de vehículos para el mercado estadounidense, la medida abre un nuevo frente en las tensiones comerciales globales. La pregunta clave es si esta estrategia fortalece la industria nacional o si terminará por desatar represalias que afecten a los consumidores mexicanos.

El presidente de China, Xi Jinping, inauguró la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Tianjin con un llamado a rechazar la “mentalidad de la Guerra Fría” y el “comportamiento intimidatorio” en el orden internacional. Ante líderes como Vladimir Putin y Narendra Modi, defendió la necesidad de un sistema basado en la equidad y la justicia, en contraposición a lo que Pekín considera actitudes hegemónicas de Occidente.

La OCS reúne a diez países miembros, entre ellos Rusia, India, Pakistán e Irán, además de observadores y socios de diálogo. Pekín y Moscú han promovido al bloque como una alternativa a la OTAN, en un contexto global marcado por tensiones militares, rivalidades comerciales y disputas territoriales.

El discurso de Xi refuerza la narrativa china de liderazgo en un mundo “en transformación y turbulento”. La pregunta de fondo es si la OCS podrá consolidarse como un verdadero contrapeso o si quedará como un foro simbólico frente a las alianzas de seguridad occidentales.

Tras la reunión en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin, China reafirmó su cercanía con Moscú. Aunque Pekín declaró apoyar una solución pacífica a la guerra en Ucrania, expertos aseguran que su estrategia seguirá siendo la de mantener a Rusia como aliado clave, observando con cautela los movimientos de Washington.

Las declaraciones de la portavoz Mao Ning subrayaron que ambos países deben buscar una salida política, sin condenar directamente la agresión rusa. Sin embargo, la postura china es cuestionada en Occidente, donde se acusa a Pekín de sostener la maquinaria bélica rusa con exportaciones de doble uso, mientras la Casa Blanca responde con nuevos aranceles punitivos.

El alineamiento tácito de China con Moscú refleja la profundidad de sus intereses estratégicos y económicos, que trascienden la crisis ucraniana. La pregunta sigue siendo si la diplomacia china puede sostener la neutralidad declarada mientras alimenta, de facto, una guerra que amenaza la estabilidad global.

El déficit comercial de México con China alcanzó un récord de 57,535 millones de dólares en el primer semestre de 2025, tras un aumento de 3.3% respecto al año anterior. Las importaciones desde el gigante asiático crecieron 2.3% y llegaron a 62,127 millones, mientras que las exportaciones mexicanas cayeron 4.5%, ubicándose en 4,592 millones.

Entre las principales compras a China destacan autos, computadoras, aire acondicionado, monitores y componentes electrónicos, tanto de uso final como intermedio. Estos insumos mantienen competitiva la producción nacional, pero también profundizan la dependencia comercial.

El repunte del déficit se da en vísperas de la revisión del T-MEC, donde podría debatirse el papel de las importaciones chinas en Norteamérica. El reto será equilibrar la competitividad industrial con una relación comercial menos asimétrica que reduzca la vulnerabilidad económica de México.

Las armadoras chinas han incrementado su presencia en el mercado automotriz mexicano, ofreciendo modelos más baratos y equipados que sus competidores. Esta expansión preocupa a marcas tradicionales, que han visto reducir su participación frente al atractivo de precios y garantías extendidas.

El fenómeno se explica por una estrategia agresiva de financiamiento, amplias redes de distribución y campañas publicitarias orientadas al consumidor joven. Marcas como Chirey, MG y BYD lideran las cifras de ventas, posicionándose en segmentos clave de autos compactos y SUV.

Si bien esto diversifica la oferta para los compradores, también plantea retos para la industria nacional y la balanza comercial. El desafío será encontrar un equilibrio entre competencia, empleo local y dependencia de importaciones. ¿Podrá México adaptarse a este nuevo mapa automotriz?