mié. Dic 31st, 2025

Inhabilitan empresas por irregularidades Anticorrupción impone sanciones y multas a proveedores

La Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno inhabilitó a tres empresas proveedoras del Gobierno federal por irregularidades en procedimientos de contratación. La dependencia, encabezada por Raquel Buenrostro, informó que las sanciones incluyen multas económicas y la prohibición temporal de participar, directa o indirectamente, en contrataciones con la administración pública federal vigente.

Entre las empresas sancionadas se encuentra Guardería Infantil San Nicolás, multada e inhabilitada por proporcionar información falsa durante la vigencia de un contrato con el IMSS. Asimismo, Just Implant recibió una sanción mayor por falsear datos en un proceso de adquisición de insumos médicos especializados para instituciones públicas federales nacionales.

La tercera sanción fue impuesta a CISM, por no formalizar contratos adjudicados en una licitación pública. La Secretaría informó que las empresas fueron inscritas en el padrón de proveedores sancionados y podrán impugnar las resoluciones, las cuales serán defendidas en protección del interés público conforme a derecho administrativo vigente nacional.

Acorazados clase Trump anunciados Groenlandia vuelve al debate

Donald Trump anunció la construcción de una flota de acorazados clase Trump y reiteró su interés en Groenlandia. En conferencia en Florida, el presidente afirmó que los buques reforzarán la supremacía militar de Estados Unidos y serán los más grandes jamás construidos en el mundo según dijo públicamente hoy oficialmente.

El anuncio se dio en medio de tensiones regionales, tras despliegues navales en el Caribe y advertencias contra Venezuela. Trump evitó detallar acciones militares directas, aunque sostuvo que Estados Unidos actuará contra cualquier país desde donde, afirmó, se trafiquen drogas hacia su territorio nacional estadounidense en el futuro cercano inmediato.

Sobre Groenlandia, el mandatario reiteró que su control es clave para la seguridad nacional. Afirmó que los nuevos buques impulsarán la industria naval y el empleo. Analistas señalan que los anuncios buscan proyectar fuerza, mientras persisten cuestionamientos políticos y mediáticos sobre su gestión presidencial actual en Estados Unidos hoy nuevamente.

Sheinbaum ve fortaleza política Unidad en la 4T

La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que en la Cuarta Transformación hay unidad y consolidación, pese a diferencias internas normales en un movimiento democrático. Señaló que 2025 fue un año con retos importantes, pero que se cierra con estabilidad política y cohesión entre quienes respaldan el proyecto.

Destacó también resultados económicos favorables, en particular la desaceleración de la inflación, que pasó de 3.99 por ciento en la segunda quincena de noviembre a 3.72 por ciento en la primera mitad de diciembre. Afirmó que este comportamiento refleja disciplina macroeconómica y condiciones más estables para las familias.

Sheinbaum señaló que su gobierno mantiene continuidad en principios y programas de la 4T, pero con nuevos énfasis. Mencionó la creación de programas sociales adicionales, mayor apoyo a las mujeres y su reconocimiento histórico, así como el impulso a proyectos de desarrollo científico como parte de su sello.

La sala que respira

Nosotros —los de adentro— no hablamos; solo miramos.

Llevamos siglos atrapados en esta sala, donde la luz entra sin edad y las voces pasan fugaces y se apagan en el marco. El aire huele a barniz viejo. El parqué, al paso de los otros, apenas cruje; ese rumor de madera nos llega como si viniera del otro lado del lienzo.

Algunos regresan.

Él siempre regresaba. Año tras año. Nunca venía solo: traía a una alumna absorta, a un sobrino obediente o a una cita efímera que fingía entenderlo. Se detenía ante nosotros como quien debe traducirnos para dotarnos de existencia.

—Foucault lo explicó con elegancia —decía el visitante, como quien lo cita de memoria—: esto no es pintura, es pensamiento. No representa una escena, sino el propio acto de mirar. El espejo del fondo no revela un secreto, sino que señala un vacío: aquello que está fuera y no puede verse, lo que da forma a todo lo demás. El pintor nos observa. Y, sin advertirlo, estamos dentro del cuadro.

Entonces —como si el cuadro le exigiera una jerarquía— compartía otra idea que todavía le imponía respeto:

—Jonathan Brown habló del gesto cortesano: Velázquez se retrata junto a los nobles porque ya es uno de ellos. El artista no pide permiso, se impone. Este pincel es su cetro.

Y, por supuesto, mencionaba a Alpers:

—Para Svetlana Alpers, esto no representa: actúa. Es escena sin bambalinas. Todos interpretamos un papel sin darnos cuenta. Incluso nosotros, espectadores circunstanciales.

A veces traía otras hipótesis y señalaba los cuadros del fondo —motivos de Rubens— que parecían disolverse en la penumbra:

—Palas castiga a Aracne no por su torpeza al tejer, sino por revelar aquello que los dioses querían ocultar. Y Midas, condenado a llevar orejas de burro por juzgar mal la música. El arte es implacable con los errores del gusto.

Lo decía sin ironía, con una inquietud apenas velada, como si temiera cometer uno de esos errores él mismo.

Tampoco faltaban comentarios esotéricos:

—Velázquez creía en la astrología. Aquí ni la luz ni los espejos son inocentes. Toda la composición responde a una armonía secreta. Incluso la constelación de Corona Borealis parecía enlazar los corazones de los personajes centrales. Como si el cuadro siguiera un trazado celeste que apenas intuimos.

Y cuando ya parecía haber terminado —cuando los otros esperaban el remate brillante— bajaba la voz, como si se confesara más que explicar:

—Quizá no estamos viendo nada. Tal vez —y aquí dudaba— Velázquez no pintó a la infanta, ni a los reyes, ni a sí mismo. Quizá pintó esto —decía, extendiendo los brazos—: el instante en que creemos estar observando, ignorando que somos observados. A veces pensaba que me pintaba a mí; otras, que pintaba a ustedes, los espectadores. O acaso ambas cosas son ciertas a la vez. No pintó: nos apuntó. Somos el blanco. Quizá por eso regresaba siempre, para descubrirlo.

Lo presentaba como un juego erudito, pero después su mirada se tornaba distinta, menos segura, más vulnerable.

Decía a sus acompañantes que nunca se detenía ante Guernica; lo consideraba demasiado literal, demasiado herido.

—Por algo lo tienen en el Museo Reina Sofía —murmuraba, casi con lástima—. Todo en él grita. No deja espacio al que mira, no insinúa, no duda.

Nosotros, silenciosos, lo escuchábamos con atención. Lo vimos envejecer, pulir su discurso, matizar sus pausas. Pero nunca lo vimos dejarse mirar de verdad. Nos preguntábamos si, a fuerza de regresar, algún día vería algo más que su propio reflejo en nuestro silencio.

Hasta el día en que vino solo. Sin libros, sin acompañantes, sin citas fugaces. Se quedó un largo rato frente a nosotros. No dijo nada. Por primera vez, no parecía venir a explicarnos ni a explicarse. Estaba allí, en soledad, mirándonos como nunca antes.

No regresó.

Desde entonces, el silencio pesa más hondo. La luz entra del mismo modo y permanece flotando en la sala, como si alguien —sin nombre— aún siguiera respirando y aguardara, por fin, ser mirado.