Marjorie Taylor Greene anunció su renuncia al Congreso efectiva el 5 de enero, luego de un choque público con el presidente Donald Trump que fracturó su alianza política. El anuncio, difundido mediante un mensaje en X, sorprendió al liderazgo republicano y generó tensiones internas inmediatas.
La disputa comenzó cuando Trump criticó el respaldo de Greene a un proyecto que exige divulgar archivos vinculados con Jeffrey Epstein, lo que profundizó sus diferencias. Ella defendió su voto al afirmar que la transparencia institucional debe prevalecer y cuestionó que el mandatario priorice asuntos externos sobre necesidades domésticas.
La salida de Greene marca un giro relevante dentro del Partido Republicano, pues evidencia un distanciamiento irreversible con Trump en un momento de alta tensión. Su renuncia anticipa reacomodos legislativos y abre un espacio incierto sobre su papel futuro, aunque mantiene una base activa que seguirá buscando influencia nacional.