En la Roma Norte, Barra Lupe propone un viaje emocional por la gastronomía mexicana a través del maíz, la cantina y la memoria colectiva. Definido como un “mexpendio”, el espacio une antojitos, garnachas y tragos inspirados en mercados y fondas tradicionales. La masa nixtamalizada, molida y cocinada frente a los comensales, encarna este homenaje a un patrimonio declarado por la UNESCO. Aquí, la frase pintada en la pared —“Entras con hambre y sales con historia”— cobra total sentido.
La experiencia inicia con un antojito del comal, seguido de tostadas de aguachile de setas, tacos pirata y una tlayuda con cecina y chorizo chihuahuense. El cierre dulce, un buñuelo de guayaba con dulce de leche, combina sencillez casera con técnica impecable. Las porciones generosas y el servicio atento refuerzan la calidez del lugar.
La barra, dirigida por Claudia Cabrera, celebra destilados nacionales con cocteles narrativos como el Guayabo, La Niña Fresa y el Pie de Rancho. Entre azulejos, rótulos populares y neón rojo, Barra Lupe captura la identidad mexicana desde el sabor, el diseño y la sobremesa.
