Francia acusó a la Unión Europea de actuar con docilidad frente a Estados Unidos tras la firma de un acuerdo que congela aranceles a cambio de pausar los impuestos digitales. Emmanuel Macron calificó el pacto como una “renuncia” a los principios fiscales europeos y una concesión directa a las presiones de Donald Trump.
El trato, negociado por la Comisión Europea, buscó evitar una escalada comercial con EE.UU., pero sacrificó la iniciativa de varios países de gravar a gigantes tecnológicos como Google o Amazon. Aunque París lideraba ese esfuerzo, finalmente aceptó posponer la medida en nombre de la “unidad europea”.
Si bien se evita un conflicto económico inmediato, el acuerdo expone la falta de firmeza de la UE ante chantajes. Europa, una vez más, prioriza la estabilidad temporal por encima de su autonomía estratégica, alimentando la idea de que Washington impone y Bruselas obedece.
