Este martes 2 de julio, el presidente Donald Trump inauguró en Florida el primer centro de detención migratoria operado por contratistas privados bajo su nueva administración. Ubicado en el condado de Glades, el centro promete acelerar deportaciones y endurecer el trato a migrantes detenidos.
La prisión, dirigida por la corporación Security Response Group, puede albergar hasta mil personas. Según funcionarios, está diseñada para “proteger al país del ingreso ilegal” y tendrá personal armado, vigilancia constante y jueces migratorios en sitio. Organizaciones civiles ya alzaron la voz por posibles violaciones a derechos humanos.
La apertura coincide con la ofensiva del gobierno republicano para criminalizar la migración irregular. Trump ha prometido más centros como este en estados fronterizos. Activistas denuncian que esta política revivirá los peores abusos documentados en su primer mandato.
