Durante la década de los noventa, la moda respondió al exceso de los ochenta con una estética sobria y depurada. El minimalismo liderado por Calvin Klein y Jil Sander convivió con la exuberancia teatral de Galliano y el estilo callejero del hip hop. Las supermodelos como Evangelista o Campbell marcaron el ideal de belleza global.
El auge del grunge redefinió la elegancia juvenil con prendas relajadas, camisas de franela y jeans desgastados. Mientras tanto, el avance tecnológico influyó tanto en los materiales como en las formas, dando paso a una estética cibernética explorada por Gaultier, Chalayan y Mugler. Fue una era de contrastes y nuevas libertades.
Además, la irrupción de la cultura pop en series, películas y música posicionó a la moda como lenguaje cultural. La moda noventera no fue solo una tendencia: fue espejo de una generación que reclamaba autenticidad, identidad y futuro. Hoy, su legado continúa reinventándose pasarela tras pasarela.
