Un exagente senior de la DEA, Paul Campo, y su asociado Robert Sensi fueron acusados en Nueva York de conspirar para lavar millones de dólares y obtener armas para el Cártel Jalisco Nueva Generación. La imputación sostiene que ambos intentaron apoyar operaciones vinculadas al grupo, considerado organización terrorista por Washington.
Según fiscales, los acusados acordaron lavar hasta doce millones de dólares, convertir efectivo en criptomonedas y financiar un cargamento simulado de cocaína destinado al mercado estadounidense. También exploraron adquirir drones comerciales y armas militares, incluidos rifles AR-15 y lanzagranadas, creyendo negociar realmente con representantes del cártel mexicano, según la acusación.
La fiscalía argumentó que Campo traicionó la misión encomendada durante su carrera en la DEA, mientras la agencia afirmó que tales acciones socavan la confianza pública. El caso añade presión sobre la institución, ya afectada por episodios recientes de mala conducta, y podría acelerar reformas internas orientadas a fortalecer supervisión.