Acoso a Sheinbaum desnuda el machismo que persiste en México
El episodio de acoso que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum no solo conmociona por dirigirse a la jefa del Estado mexicano, sino porque refleja una realidad cotidiana: la violencia sexual que enfrentan millones de mujeres en el país. Un hombre de 33 años intentó abrazarla, besarla y tocar su pecho sin consentimiento. La escena, ocurrida a plena luz del día y frente a cámaras, resume una verdad incómoda: casi ninguna mujer en México ha escapado de una situación similar.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, el 45% de las mexicanas ha sufrido acoso en espacios públicos; son 23 millones de mujeres. El 94% no denuncia. Lo que para los agresores “no tiene importancia”, para las víctimas representa miedo, indignación y resignación aprendida. La falta de pedagogía sobre el consentimiento mantiene viva una cultura donde muchos hombres aún creen que tienen derecho sobre los cuerpos ajenos.
A diferencia de la mayoría, Sheinbaum decidió denunciar. Su acción la coloca entre el 4% de mujeres que enfrentan judicialmente a su agresor. Lo hizo desde su investidura, pero también como ciudadana, enviando un mensaje de cero tolerancia. Su respuesta marca un precedente político y simbólico en un país donde el acoso es tan común como la impunidad.
El reto ahora es convertir el caso en política pública. La presidenta ha anunciado una campaña nacional contra el acoso callejero, pero el cambio profundo exigirá tiempo, educación y una revolución cultural. Porque no fue un gesto aislado: fue el espejo de México.
