Sheinbaum privilegia medios aliados en mañaneras
Durante abril, medios abiertamente obradoristas concentraron el 35% de los turnos para preguntar en las conferencias mañaneras de Claudia Sheinbaum. Pese a que el gobierno insiste en que el acceso se sortea sin sesgos, en la práctica se repite un patrón heredado del sexenio anterior: plataformas afines dominan el espacio, mientras el periodismo crítico queda marginado.
La presidenta ha usado estos cuestionamientos como punto de partida para desacreditar a figuras opositoras y reforzar narrativas afines a la 4T. Así ocurrió al responder a preguntas de Diario Basta o Contralínea, desde donde se atacó a expresidentes como Zedillo y Calderón, o se negó la existencia de hornos crematorios en Jalisco, sin espacio para el contraste periodístico.
El mecanismo pierde legitimidad cuando se vuelve predecible. Medios con posturas críticas apenas tienen oportunidad de preguntar, mientras algunos comunicadores progubernamentales incluso publicitan su cercanía ideológica con Morena. Esta fórmula no estimula la transparencia: la sustituye con propaganda encubierta.
En un país con altos índices de violencia contra periodistas, excluir voces independientes desde la máxima tribuna presidencial debilita el debate democrático. Más que informar, la mañanera se ha convertido en un espacio para validar verdades oficiales sin contrapeso. La ciudadanía no necesita más filtros; necesita más preguntas incómodas.
