En entrevista con Denise Maerker, Ciro Gómez Leyva presentó su libro No me pudiste matar, escrito tras el atentado que sufrió en 2022. La conversación subió de tono cuando el periodista aseguró que la hostilidad de López Obrador hacia él fue “una estrategia para dañarlo” y que en varias ocasiones estuvo cerca de destruirlo.

Aunque aclaró que no responsabiliza al expresidente del ataque armado, sí lo señaló como un factor que generó un ambiente de persecución. La frase más contundente llegó al comparar sus despedidas en el libro: a los agresores materiales les desea bendiciones, pero a López Obrador le dedica un “que Dios te bendiga… y que se vaya al diablo”.

El comentario encendió el debate público y evidenció la fractura en la relación entre prensa y poder. Más allá del choque personal, la frase pone sobre la mesa la vulnerabilidad de los periodistas en México y el costo de la confrontación política para la libertad de expresión.

Gerardo Fernández Noroña y Ciro Gómez Leyva protagonizaron un nuevo enfrentamiento público. El senador de Morena reclamó al periodista su falta de solidaridad tras la agresión que recibió por parte de Alejandro Moreno en la Comisión Permanente. Recordó que, en su momento, condenó el atentado armado contra el comunicador en 2022, cuando recibió disparos en su camioneta.

Gómez Leyva respondió que pensó que aquella condena era un gesto sincero y no “una inversión”. Aclaró que lo ocurrido con Noroña fueron empujones, mientras que lo suyo fueron “nueve balazos”. El intercambio se dio en medio de los cuestionamientos hacia el legislador por sus propiedades y viajes, que han abierto debates sobre el estilo de vida de algunos representantes públicos.

El episodio refleja cómo las disputas personales entre políticos y periodistas terminan desplazando discusiones de fondo sobre violencia e impunidad. La confrontación pública, más que fortalecer la rendición de cuentas, en ocasiones erosiona la confianza ciudadana y reduce la seriedad de los temas que deberían ocupar la agenda nacional.