mié. Dic 31st, 2025

Nuevo acuerdo México y EU atienden aguas residuales

México y Estados Unidos firmaron un nuevo acuerdo para enfrentar la crisis de aguas residuales del río Tijuana, anunció la Agencia de Protección Ambiental de EU. El pacto, impulsado por la CILA, contempla infraestructura, investigación, mayor monitoreo y planes de operación para atender el crecimiento poblacional de Tijuana.

La EPA subrayó que por décadas las descargas han afectado a comunidades en el sur de California, generando cierres de playas, malos olores, pérdidas económicas y problemas de salud en ambos lados de la frontera.

El acuerdo se firmó antes de la fecha límite del 31 de diciembre, fijada en el memorando entre el titular de la EPA, Lee Zeldin, y la secretaria mexicana de Medio Ambiente, Alicia Bárcena.

El riesgo interno que enfrenta la 4T

El debate sobre la ofensiva de la ultraderecha ha ganado protagonismo en sectores cercanos a la Cuarta Transformación, que ven en ella una amenaza organizada y creciente. Sin embargo, atribuir cualquier protesta o expresión de malestar a una conspiración conservadora puede nublar un hecho esencial: el desgaste social también emerge desde dentro. La historia reciente de América Latina muestra que los gobiernos progresistas suelen caer menos por ataques externos que por la pérdida de entusiasmo entre quienes antes los apoyaban.

En México, la aprobación mayoritaria hacia el gobierno convive con demandas persistentes: seguridad deficiente, incertidumbre económica, servicios públicos frágiles. Transportistas, vecinos que exigen justicia o agricultores que protestan por precios injustos no necesariamente actúan bajo una bandera partidista. Reducir todas estas expresiones al “juego de la derecha” implica el riesgo de desconocer agravios reales y desatender el descontento que se acumula en amplias zonas del país. Es, además, una forma de trasladar la responsabilidad a factores externos.

El riesgo político no está únicamente en las campañas de desprestigio diseñadas por empresarios o consultores opositores, sino en que la narrativa gubernamental derive hacia el victimismo. La experiencia de los partidos que gobernaron México por décadas muestra que la externalización de la culpa –atribuir todo a enemigos o conspiraciones– conduce a la parálisis. También impide corregir rumbos y atender las expectativas de quienes dieron su voto esperando transformaciones concretas.

La 4T tiene ante sí un desafío estructural: sostener apoyo popular mediante resultados tangibles. Ello implica ampliar políticas redistributivas, robustecer la economía formal y responder a la inseguridad que afecta al país. Enfocarse demasiado en el adversario puede distraer de ese objetivo central. Cuando la inconformidad crece, el peligro no viene solo de fuera; surge, sobre todo, de la distancia entre las promesas y la vida cotidiana de la mayoría.