El Parlamento japonés eligió a la ultraconservadora Sanae Takaichi como primera ministra, convirtiéndola en la primera mujer en ocupar el cargo en la historia del país. Sustituye a Shigeru Ishiba tras tres meses de parálisis política.
Takaichi, de 64 años, asume el poder tras un acuerdo entre el Partido Liberal Democrático y el derechista Partido de la Innovación de Japón, una alianza que podría inclinar al gobierno aún más hacia la derecha.
Protegida del fallecido Shinzo Abe, Takaichi defiende una línea nacionalista y militarista, rechaza el matrimonio igualitario y busca fortalecer el ejército y la economía, aunque su frágil coalición podría limitar su margen de acción.
