Los gobiernos de España e Italia anunciaron el envío de barcos militares para proteger a la Flotilla Global Sumud, tras los ataques con drones sufridos por embarcaciones que transportan ayuda humanitaria hacia Gaza. Madrid ordenó el despliegue de un patrullero oceánico desde Cartagena, mientras que Roma redirigió la fragata Fasan hacia el área de riesgo en el mar Egeo.
Los activistas, que representan a 45 países, han denunciado explosiones, enjambres de drones e interferencias en sus comunicaciones. Israel, por su parte, advirtió que no permitirá el ingreso de la flotilla a Gaza y propuso que la ayuda sea entregada en puertos cercanos para luego trasladarla por tierra, una opción rechazada por la organización civil que impulsa el corredor humanitario.
La primera ministra Giorgia Meloni pidió cautela a los activistas, sugiriendo canalizar la asistencia a través de la Iglesia Católica. El episodio refleja la tensión entre la solidaridad internacional y la determinación israelí de mantener el bloqueo, dejando a la población palestina atrapada en un callejón de violencia y carencias.
