La trayectoria de Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ha estado marcada por una mezcla de activismo y confrontaciones. Tras anunciar su salida del caso y del Centro Tlachinollan, sorprendió al confirmarse su llegada a la Suprema Corte como Secretario de Estudio y Cuenta.
El movimiento generó críticas sobre su independencia, mientras en redes sociales se multiplicaron acusaciones de aprovechar el caso Ayotzinapa para beneficio personal. A ello se suman viejas polémicas, como audios filtrados que él niega, y los enfrentamientos verbales con Andrés Manuel López Obrador por la falta de avances en la investigación.
Hoy, Rosales pasa de las trincheras sociales a una posición institucional, un giro que despierta expectativas y sospechas. Su nuevo rol quedará bajo observación de víctimas, organizaciones y actores políticos. La incógnita es si defenderá con la misma firmeza desde el poder.
