La enfermedad de Chagas, causada por el parásito Trypanosoma cruzi y transmitida por chinches conocidas como vinchucas, dejó de ser un problema ajeno a América Latina y se reconoce ahora como endémica en Estados Unidos. Un informe de los CDC advierte que la falta de vigilancia y diagnóstico temprano ha permitido que se propague silenciosamente en varios estados del sur y, con el cambio climático, incluso más al norte.
Aunque los síntomas iniciales son leves, hasta un 30 % de los infectados desarrolla complicaciones graves como insuficiencia cardíaca o accidentes cerebrovasculares. Se estima que unas 280 mil personas en EE.UU. viven con la enfermedad, muchas sin saberlo. Casos en humanos ya han sido registrados en ocho estados, mientras que mamíferos silvestres y domésticos infectados se reportan en al menos 17.
Expertos subrayan que declarar al Chagas endémico sería un “cambio de juego”, al abrir la puerta a campañas de prevención, pruebas masivas y políticas públicas como las aplicadas en Chile, Bolivia o Argentina. Sin embargo, en EE.UU. los programas para controlar chinches son casi inexistentes. La urgencia es clara: sin acción coordinada, el costo humano y sanitario seguirá creciendo.
