El doble bombardeo israelí contra el hospital Naser, en el sur de Gaza, dejó al menos 20 muertos, entre ellos cinco periodistas, y provocó una ola de condenas internacionales. La ONU y organizaciones humanitarias exigieron una investigación inmediata y recordaron que atacar instalaciones médicas y a rescatistas constituye una violación del derecho internacional humanitario.
Gobiernos europeos, como el de España, Francia y Reino Unido, calificaron el ataque de intolerable y exigieron un alto al fuego inmediato. Desde Bruselas, la Unión Europea pidió a Israel cesar la práctica de atacar a periodistas y personal sanitario, mientras que Reporteros Sin Fronteras solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Las críticas también apuntaron a la impunidad en que han quedado ataques similares en el pasado. Mientras Israel habló de un “trágico accidente”, la comunidad internacional insiste en que el respeto a los civiles y la protección de informadores y médicos son condiciones ineludibles para cualquier salida política al conflicto.