El gobierno federal anunció una reorganización de su estrategia de seguridad nacional, enfocada en fortalecer la coordinación entre fuerzas armadas, policías estatales y autoridades locales. El objetivo es mejorar la respuesta ante delitos de alto impacto y reducir la violencia en zonas prioritarias.
El nuevo esquema contempla centros regionales de mando, intercambio constante de información y operativos conjuntos para desarticular redes criminales. También se impulsará la capacitación y equipamiento de corporaciones estatales y municipales.
Aunque la medida busca mayor eficiencia, expertos advierten que la coordinación institucional por sí sola no resolverá las causas estructurales de la inseguridad. Sin un enfoque integral que atienda desigualdad y corrupción, los ajustes podrían quedarse en el terreno operativo.