Los gobernadores de Durango y Coahuila, ambos del PRI, sorprendieron al respaldar públicamente a Claudia Sheinbaum durante sus recientes visitas a los estados. A ellos se sumó Samuel García, de Nuevo León, con un discurso favorable hacia la presidenta y su política exterior. Las declaraciones contrastan con la postura de Alejandro “Alito” Moreno, líder nacional del tricolor, quien mantiene una estrategia de confrontación con la mandataria.
Analistas señalan que el respaldo estatal responde a intereses prácticos: mantener buena relación con la federación para asegurar recursos y apoyo en materia de seguridad. Los mandatarios también buscan capitalizar la popularidad de Sheinbaum, cuya aceptación supera incluso la de López Obrador en su momento. Para ellos, el cálculo político es inmediato y estratégico.
El distanciamiento de los gobernadores exhibe la fragilidad del PRI como fuerza cohesionada. Mientras Alito insiste en el choque político, sus propios cuadros locales priorizan sobrevivir en un escenario donde el poder presidencial dicta las reglas. La incógnita es si esta división anticipa un debilitamiento irreversible de la oposición rumbo a 2027.
