A las cinco de la mañana, en la zona arqueológica de Cuicuilco, el presidente electo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Hugo Aguilar Ortiz, y la ministra Lenia Batres participaron en una ceremonia de “consagración” de bastones de mando. El acto, realizado a puerta cerrada y con invitados de Oaxaca y San Juan Chamula, buscó simbolizar autoridad, servicio y compromiso con la impartición de justicia.
La ceremonia estuvo resguardada por personal de emergencia y seguridad, sin acceso a medios. Según la agenda, la actividad concluyó a las siete de la mañana, marcando el inicio simbólico de la nueva etapa del Poder Judicial tras la elección popular de ministros.
Sin embargo, la presencia de Felipe Ignacio Echenique, investigador del INAH, abrió la controversia. El especialista acusó un uso político del bastón de mando y la violación de acuerdos que protegen zonas arqueológicas. Este cuestionamiento invita a reflexionar si los nuevos símbolos de poder abren un camino de legitimidad cultural o, por el contrario, profundizan tensiones históricas sobre la apropiación del patrimonio.