El Ministerio de Salud local reportó 175 muertes por inanición en Gaza, la mayoría en niños, desde que inició la guerra. La ONU advirtió que el enclave palestino se enfrenta a una hambruna inminente, con más de un millón de personas en niveles catastróficos de inseguridad alimentaria. La escasez extrema es resultado directo del bloqueo y los constantes bombardeos.
Pese a las alertas internacionales, la entrada de ayuda humanitaria sigue restringida. Las rutas están bloqueadas o funcionan con severas limitaciones, y los sistemas de distribución han colapsado. Organismos de salud denuncian que los hospitales no cuentan con insumos suficientes para atender la desnutrición aguda en niñas y niños, que aumenta día a día.
La muerte por hambre es lenta, evitable y profundamente política. Mientras los líderes del mundo discuten, la población civil de Gaza muere en silencio. El costo de la indiferencia ya es irreversible.
