La prolongada sequía que afecta al país desde hace más de dos años desplomó la producción nacional de maíz blanco, lo que ha obligado a México a importar 586 mil toneladas de este grano desde Estados Unidos durante el primer semestre de 2025. Esta cifra representa un aumento del 253 % respecto al mismo periodo de 2024, cuando se compraron solo 166 mil toneladas. Hasta inicios de este año, México era autosuficiente en maíz blanco, pero la falta de lluvias ha deteriorado gravemente los cultivos.
Sinaloa, estado líder en producción, espera una cosecha inferior a los 2 millones de toneladas, frente a su promedio anual de 6 millones. La caída en la producción local se suma a la importación constante de maíz amarillo, usado para el ganado, lo que ha convertido a México en el mayor comprador global de maíz. Esta situación refuerza la dependencia con Estados Unidos, nuestro principal proveedor agrícola.
Según datos del Consejo de Granos de EU, solo en el ciclo 2023-2024, ese país exportó 23.4 millones de toneladas de maíz a México, marcando un récord histórico. La consultora GCMA advierte que el 100 % del maíz blanco importado proviene del mercado estadounidense. Con este panorama, México pierde capacidad de respuesta interna ante crisis alimentarias y aumenta su vulnerabilidad comercial, aun dentro del marco del T-MEC. La falta de políticas agrícolas de largo plazo agrava el escenario.