El poder territorial de los gobernadores de Morena se ha convertido en un obstáculo para la presidenta Claudia Sheinbaum. Aunque comparten bandera política, mandatarios como Cuitláhuac García en Veracruz o Alfredo Ramírez Bedolla en Michoacán han generado tensiones con el proyecto presidencial, especialmente en temas de seguridad, transparencia y designaciones clave.
La presidenta ha evitado los enfrentamientos directos, pero sus señales de cambio se ven opacadas por liderazgos locales que concentran poder y operan con lógicas propias. En varias entidades, los gobernadores han impulsado reformas para controlar fiscalías o tribunales, en contraste con el discurso de institucionalidad de Sheinbaum.
Analistas coinciden en que la “Cuarta Transformación” ya no depende solo del Ejecutivo federal, sino también del control que puedan ejercer los gobernadores. Con 24 estados gobernados por Morena, la coordinación será clave para evitar que los intereses locales boicoteen la agenda nacional de la nueva administración.