Michael Jordan declaró en Carolina del Norte durante el juicio antimonopolio que él y su escudería 23XI no tuvieron otra opción más que demandar a NASCAR. Aseguró que el actual modelo de negocio perjudica a los equipos y limita su estabilidad, acusando a la organización de intimidar a propietarios que buscan reformas. Jordan, fanático de las carreras desde niño, dijo sentirse obligado a “desafiar a la entidad” en defensa del deporte.
El testimonio siguió a relatos de otros implicados, incluido el de Heather Gibbs, quien comparó la firma forzada de contratos con una “presión extrema”. Los acuerdos de fletamento, similares a franquicias deportivas, garantizan ingresos y participación en cada carrera, pero los equipos reclaman que la renovación es insuficiente y poco transparente.
23XI y Front Row fueron los únicos equipos que rechazaron las extensiones y llevaron el caso a tribunales. Jordan explicó que el sistema actual no comparte ingresos como lo hace la NBA y que el automovilismo necesita un modelo más justo para pilotos y escuderías.
