mié. Dic 31st, 2025

El descontento juvenil y sus verdaderas causas

El creciente debate sobre la generación Z mexicana ha revelado un panorama menos explosivo de lo que suelen sugerir ciertos discursos políticos. Aunque se anticipan movilizaciones juveniles, la evidencia muestra que gran parte del descontento atribuido a este grupo ha sido amplificado por actores partidistas. Datos recientes sugieren que los jóvenes, lejos de encabezar una rebelión, mantienen niveles moderados de inconformidad institucional.

Las encuestas regionales permiten dimensionar mejor este fenómeno. México se ubica entre los países donde la juventud reporta menor desconfianza hacia el Gobierno federal, una tendencia que contrasta con los niveles históricos registrados apenas hace unos años. Esta variación coincide con una mayor cercanía ideológica entre jóvenes y oficialismo, así como con una valoración relativamente positiva de instituciones clave como el Congreso, el poder judicial y el instituto electoral.

A pesar de ello, la generación Z no es ajena a los desafíos del país. La inseguridad aparece como una preocupación persistente, aunque no constituye su principal motor de movilización. Para muchos jóvenes, la prioridad se ubica en la economía cotidiana: salarios bajos, empleos inestables y dificultades crecientes para acceder a vivienda o construir proyectos de vida sostenibles en un entorno cada vez más restrictivo.

Este contexto sugiere que las narrativas sobre crimen tienen alcance entre menores de 28 años. Movilizarlos requiere entender sus preocupaciones centradas en bienestar, acceso a oportunidades y estabilidad. La generación Z no demanda castigos ejemplares, sino condiciones que permitan planear futuro. Atender esa agenda será determinante para cualquier proyecto político que aspire a representarlos.